Recuerdo que allá por el año 1975-1976, mientras entrenaba junto a mi compañero Pepe Salas en el Estadio de la Juventud, alguien llegó con una revista en las manos y nos enseñó lo que para mí era la fotografía de atletismo más espectacular que jamás hubiera visto. Era nuestro compañero de equipo Paco Martín Morillas completamente arqueado sobre la barra del salto de altura, justo en el momento que batía el récord de España de aquellos tiempos con un salto de 2,19 metros. Tres años después lo subió a 2,22 y durante mucho tiempo fue el techo de España.
Para un quinceañero como yo, Paco Martín Morillas era el ejemplo que había que seguir. Se inició en el atletismo en el mismo colegio que yo, en los Escolapios de Granada, y bajo el sabio entrenamiento de Jesús Samaniego, que también era mi entrenador, y estaba ahora en la cumbre del atletismo español. Pero por estos años ya residía en Madrid porque estaba becado en la Residencia Joaquín Blume, especializada en atletas de élite. Cuando de cuando en cuando venía a Granada nos dejaba boquiabiertos: era un atleta con un aspecto muy fuerte, muy musculado, con una imagen más propia de un atleta de decathlon que de salto de altura. En mi retina se me han quedado grabados para siempre sus espectaculares saltos, donde se arqueaba hasta lo imposible, y los golpes secos, estruendosos, que hacían temblar el suelo, cuando se impulsaba sobre la pista de ceniza para dar el salto. Todo un espectáculo.
Pues bien, gracias a la magia de internet y rebuscando, he conseguido dar con el PDF de aquella revista que ahora sé que era "El Mundo Deportivo" en su edición del 4 de febrero de 1976. La foto es la que os muestro a continuación:
Francisco Martín Morillas, el primer atleta granadino que participó en unos Juegos Olímpicos saltando con su característico y depurado estilo (Lo hacía mejor que el propio Fosbury)
En el artículo hay una confusión en su nombre, ya que pone "Juan Manuel Martín Morillas", el nombre de su hermano mayor que también era un excelente corredor de 800 metros. Luego en el texto del artículo se ve claramente que la confusión es tan solo en el título. El PDF se puede descargar pinchando aquí:
Leed el artículo con atención ya que explica que ese magnífico salto situaba a Paco en la élite mundial y le podría hacer acreedor de una posible medalla olímpica en los próximos Juegos Olímpicos de Montreal que se celebrarían en el verano de ese mismo año. Hay que aclarar que en aquellas fechas jamás ningún atleta español había conseguido ninguna medalla olímpica. Las miradas estaban puestas en él y esa gran responsabilidad recaía sobre sus hombros, o mejor dicho, sobre sus piernas.
Pocos meses después en los Juegos Olímpicos, quizás por la presión a la que estaba sometido, o bien porque ya estaba muy pasada la temporada, tan solo consiguió saltar 2 metros y 5 centímetros, una marca ridícula que él podía hacer "con los ojos cerrados". Recuerdo cuando por televisión se retransmitía en directo su actuación, toda España pendiente, y el listón situado a 2,10 m cayó tres veces quedando eliminado. Una pena. No obstante su calidad no quedaba empañada en absoluto porque su posterior record nacional de 2,22 (número mágico) pervivió muchos años. Decían también, habría que comprobarlo, que debido a su "baja estatura" (medía 1,83 m) tenía el récord mundial de salto de altura por encima de la cabeza. Es decir, todos aquellos que en el mundo le superaban era porque eran mucho más altos.
Paco, muchos soñabamos con tus hazañas. Sobre todo mi compañero Pepe Salas ya que se suponía que "estaba obligado" a sucederte. Casi lo consigue.
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